A veces me enojo. Hay cosas que me fastidian, desde cosas pequeñas hasta cosas grandes. A veces he descargado ese enojo en mi propia familia, con mi esposa y mis hijos, y he caído en echarles la culpa de ese enojo. Hace muchos años atrás corregí ese error.
Muchos dicen: "tú me hiciste enojar", porque piensan que lo que esa persona hizo o dijo fue lo que causó su enojo. Están equivocados. El enojo estaba en ellos, y lo que esa persona hizo o dijo fue su excusa para que fuera manifestado.
Para cuidar el corazón de mi familia, yo les he dicho que ellos no son los culpables de mi reacción, de mi enojo, que lo que dijeron o hicieron no hicieron que me enojara, sino que, con el pasar del tiempo, yo he permitido que el enojo esté en mí y que yo soy el que tengo que cambiar. El hecho que lo que dijeron o hicieron haya estado mal, no justifica mi enojo. Lo que hicieron o dijeron puede ser corregido sin necesidad de enojarme.
Ellos no me hicieron enojar, yo soy el único responsable de ello. El pensar que ellos tienen que dejar de hacer o decir aquello es una mera manera de justificarme a mí mismo y no asumir la responsabilidad de mi enojo.
Cuando el profeta Natan vino al rey David le habló con una pequeña historia. Le dijo que había un hombre que tenía dos hijos, y eran tan pobres que su única posesión era una pequeña ovejita la cual ellos criaron como parte de la familia. También había un hombre muy rico, con miles de ovejas, el cual ofreció una comida a una visita que le llegó, pero en lugar de tomar para su comida una de sus muchas ovejas, tomó la única ovejita del hombre pobre.
Cuando David escuchó eso, dice la Biblia que su ira se encendió contra ese hombre rico y dijo que merece morir y que debe pagar con intereses al hombre pobre. En ese momento, Natan le dice: "Tú eres ese hombre" (2 Samuel 12:1-17).
Date cuenta de esto: Todo lo que le enojó a David estaba dentro de él. La única razón por la que David se enojó con el hombre rico era porque se veía reflejado en él. Y lo mismo pasa con nosotros.
El enojo es solo una manera de expresar disconformidad, fastidio y/o desacuerdo con algo. Otras personas lo expresan de manera diferente: frustración, impaciencia, estrés, desesperación, molestia, y lo reflejan con falta de perdón, ley del hielo, rudeza, gritos, golpes, etc.
Así que, el primer paso para poder ser libre del enojo es, sin duda, RECONOCER QUE TÚ ERES EL ÚNICO RESPONSABLE QUE TE HAYAS ENOJADO.
Deja de echarle la culpa a tu esposo o esposa, hijos, al gobierno, a lo que te pasó o hicieron, a tu jefe, a alguna circunstancia, etc., y comienza a asumir responsabilidad de ti mismo, de tus propias actitudes y reacciones, y verás que, poco a poco, a medida que aprendes a encontrar la ayuda que necesitas en la presencia de tu Padre Celestial y en Su Palabra, Él empezará a hacer esa obra que tú no pudiste por años. Con el tiempo, ya no te afectará más lo que antes te molestaba, y quizás ni te des cuenta cuando suceda. Poco a poco, otros lo notarán y dirán: "¡Eres diferente! ¿cómo lograste cambiar?", y así podrás testificar lo que Jesús hizo en ti.
Espero te haya ayudado.
Cuando David escuchó eso, dice la Biblia que su ira se encendió contra ese hombre rico y dijo que merece morir y que debe pagar con intereses al hombre pobre. En ese momento, Natan le dice: "Tú eres ese hombre" (2 Samuel 12:1-17).
Date cuenta de esto: Todo lo que le enojó a David estaba dentro de él. La única razón por la que David se enojó con el hombre rico era porque se veía reflejado en él. Y lo mismo pasa con nosotros.
El enojo es solo una manera de expresar disconformidad, fastidio y/o desacuerdo con algo. Otras personas lo expresan de manera diferente: frustración, impaciencia, estrés, desesperación, molestia, y lo reflejan con falta de perdón, ley del hielo, rudeza, gritos, golpes, etc.
Así que, el primer paso para poder ser libre del enojo es, sin duda, RECONOCER QUE TÚ ERES EL ÚNICO RESPONSABLE QUE TE HAYAS ENOJADO.
Deja de echarle la culpa a tu esposo o esposa, hijos, al gobierno, a lo que te pasó o hicieron, a tu jefe, a alguna circunstancia, etc., y comienza a asumir responsabilidad de ti mismo, de tus propias actitudes y reacciones, y verás que, poco a poco, a medida que aprendes a encontrar la ayuda que necesitas en la presencia de tu Padre Celestial y en Su Palabra, Él empezará a hacer esa obra que tú no pudiste por años. Con el tiempo, ya no te afectará más lo que antes te molestaba, y quizás ni te des cuenta cuando suceda. Poco a poco, otros lo notarán y dirán: "¡Eres diferente! ¿cómo lograste cambiar?", y así podrás testificar lo que Jesús hizo en ti.
Espero te haya ayudado.
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