lunes, 14 de agosto de 2017

Después del Primer Paso


"Es que no puedo", "no tengo tiempo", "no he estudiado", "otros saben más que yo", "a nadie le va a gustar", "no tengo dinero", etc. Son solo algunas de las excusas que tenemos en nuestra mente para no hacer lo que está en nuestro corazón.

Muchas de esas excusas realmente las creemos. Ellas nos detienen, nos limitan, las miramos "hacia arriba", son nuestras amas a las que nos sometemos. Si ellas dicen: "¡No puedes!", nosotros les contestamos: "Sí, yo no puedo". Si nosotros queremos emprender algo, inmediatamente saltan en nuestra mente para decirnos: "¡Tú no puedes hacerlo!" Y lamentablemente les creemos.

Pero hay algunos que se atrevieron a dar el primer paso. Quizás no estuvieron dispuestos a ir todo el camino, sino solo quisieron intentarlo y, en el camino, se dieron cuenta que no era tan difícil como parecía al comienzo, cuando todavía no lo habían intentado.

El primer paso es como vencer un muro grande. Sabes que detrás del muro se encuentra lo que está en tu corazón por hacer, pero como ves tan grande el muro, te desanimas y piensas que seguramente será bien difícil.

Algo así pienso que se sintieron los israelitas cuando vieron gigantes en su tierra prometida además de grandes murallas (seguro las de Jericó). Ellos, al ver aquello, pensaron: "¡Nosotros no podremos antes ellos!" Su corazón quería ir a tomar la tierra, pero se sometieron a la excusa que su mente ponía (Números 13:25-33). Por haber decidido someterse a su excusa, no tomaron su tierra prometida. Lamentablemente muchos viven así.

Pero, ¿qué hubiera pasado si tan solamente se hubiera atrevido a ir? ¿Qué hubiera pasado si, a pesar de su temor, hubieran dicho: "¡Bueno, ya estamos acá! ¡Vamos nomás! O moriremos en el desierto o en la tierra prometida, así que ¡vamos!"? ¿Sabes lo que hubiera pasado? Hubiera pasado que, DESPUÉS DE TOMAR EL PRIMER PASO, se hubieran dado cuenta que no todos eran gigantes y que, más bien, ¡el pueblo detrás de aquellas gigantescas murallas estaban aterrados de ellos! (Josué 2:9-11). Es decir, de un lado de la muralla estaban los israelitas con miedo de los que estaban del otro lado de la muralla, ¡pero sucedía que los que estaban del otro lado de la muralla estaban con miedo de los israelitas! Ambos pueblos se tenían miedo entre sí, pero no lo sabían porque la muralla los separaba.

Dios les había dicho: "Yo les daré esta tierra" (Éxodo 6:8) porque ¡Dios podía ver del otro lado de la muralla!

Sabes, ¡tu Padre Celestial puede ver del otro lado de la muralla que ahora te asusta! Si Él te puso en tu corazón ese sueño, ¡CONFÍA EN ÉL! ¡Atrévete a dar el primer paso! ¡Verás que no todo es tan difícil como parece! Además, ¡Dios está contigo para llevarte en CADA PASO! Él no te abandonará nunca, y con ÉL poco a poco, tu fe crecerá para seguir conquistando más de tu tierra prometida. Dios no quiere que estés dependiendo de milagros para vivir. Eso es vivir en el desierto como los israelitas. ¡Dios quiero que tengas abundancia en todas las áreas de tu vida!, pero eso logra dando pequeños pasos, ¡un paso a la vez!



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