lunes, 28 de agosto de 2017

Moisés y los 10 Mandamientos - La Novela

Pensé que la última novela que iba a ver fue "Marimar", pero ¡vino "Moisés y los 10 Mandamientos - La Novela" a malograrme mis planes! ¡Se las recomiendo!

La verdad, no sabía que iba a ser tan bíblica, y creo que fue por eso que Dios me habló algunas cosas (¡sí!, Dios puede hablar a través de novelas, aunque, ¡esta no tiene nada de novela!) las cuales quería compartirlas.

1. Si vivimos esclavos, es porque estamos sirviendo a otros dioses.
El pueblo de Dios, los israelitas, vivían en esclavitud en Egipto. Los egipcios eran idólatras, servían a muchos dioses. Ahí es donde se encontraba su esclavitud de los israelitas: al servir a esos dioses.

Los egipcios los maltrataban, los humillaban, no los dejaban crecer, los usaban, pero les daban lo necesario para no morir. Para muchos israelitas, eso les era suficiente, porque inclusive vemos que cuando ya fueron liberados, extrañaron la comida de Egipto al ver las dificultades del desierto.

¿Te sientes maltratado, usado, humillado, que no creces? Quizás es porque algo está ocupando el lugar de tu Padre Celestial en tu vida, estás teniendo otros dioses los cuales te prometen cosas buenas, pero lo único que quieren es destruirte.

2. Aun nuestra familia se puede convertir en un dios.
Otro dato interesante que aprendí en la novela es que cada una de las plagas destruía a un dios de los egipcios. En otras palabras, ¡nuestro Dios se mostraba como más poderoso delante de esos dioses!

Lo interesante es que, siguiendo esa línea de idea desde la primera plaga, llegamos a la décima plaga la cual era la muerte de los primogénitos, por lo que vemos que Dios decía que aun nuestra familia puede llegar a convertirse en un dios en nuestras vidas.

¿Están ocupando tus hijos el lugar de Dios en tu vida? Quizás son tu padres, esposo, esposa, hermanos, a los que pones por encima de Dios en tu corazón. Eso te traerá esclavitud a tu vida, no te permitirá crecer, te detendrá a ir por la tierra prometida que tu Padre Celestial tiene para ti.

3. Pasar por el mundo sin contaminarte.
Las aguas de los mares, en la Biblia, representa el sistema del mundo (Apocalipsis 13:1). El sistema del mundo es el servirse a así mismo (1 Juan 2:16). Vemos que el pueblo de Israel, para ser completamente libre, pasaron por en medio del Mar Rojo en seco. ¡Las aguas no los tocaron! En otras palabras, el sistema de este mundo -esa mentalidad de solo pensar en sí mismo-, no los tocó.

Por eso Jesús nos enseñó a orar pidiendo para ser "libres del mal" (Mateo 6:13), lo cual no quiere decir que nos libre de las cosas malas que nos pueden pasar, sino de ser libres de la maldad, y la maldad no es otra cosa más que esa mentalidad de vivir para uno mismo, siempre buscando lo suyo propio.

Entonces, para ser completamente libres, tenemos que aprender a pasar por este mundo sin contaminarnos con ese sistema de vivir para uno mismo, sino siendo luz en medio de él, alumbrando con el antídoto del vivir para uno mismo: viviendo para otros, alumbrando con nuestras buenas obras de amor (Mateo 5:16).

¡Recuerda que mientras más vivas para otros, más libre serás!

miércoles, 16 de agosto de 2017

Dios no te envió ese Mal, sino la Salida

¿Dios te mandó esa enfermedad? ¡No! ¿Dios te mandó esa deuda? ¡No! ¿Dios hizo que tus sueños no sean alcanzados? ¡No! ¿Dios destruyó tu matrimonio? ¡No! Cualquiera que sea el mal por el que pasaste, ¡tu Padre Celestial no fue el causante!

Hay muchas personas que todavía piensan lo contrario, piensan que Dios lo permitió por alguna noble y justa razón. Lo que Dios permite o no, no es una tema muy claro en la Biblia (el que algunos pasajes hablen o lo impliquen, no quiere decir que se deba formar una doctrina de ello). ¡Lo que sí es claro son las muchas herramientas que Él te da para que salgas del problema en el que te encuentras!

Dios no envió ese mal, ¡pero definitivamente no quiere decir que Él no lo puede tornar para tu bien! (Génesis 50:29)

El mal en el que vives vino a ti ya sea por tus malas decisiones, por el mal que en el mundo existe o por el diablo quien es el príncipe de este mundo (Juan 14:30). No vino de Dios. Pero Dios fue fiel porque no permitió que seas atacado con algo que vaya más allá de lo que puedas soportar (1 Corintios 10:13). ¡ÉL NO FUE EL ARQUITECTO DE ESE MAL, SINO EL DE LA SALIDA DENTRO DE ESE MAL!

Así que, ¡no te rindas y busca esa salida! ¡Párate firme en esa promesa de Dios que dice que hay una salida! ¡No estás solo! ¡Esa salida está ahí porque Dios dijo que está ahí! Nuestro Padre es un experto malogrando los planes del diablo. Él te ha prometido que TODA arma que sea haya construido contra ti, NO PROSPERARÁ (Isaías 54:17). No dijo que no prosperará siempre y cuando tú no hayas sido el causante. ¡NO! Así tú hayas sido el único culpable de lo que estás viviendo, ¡esa arma que se levantó contra ti NO PROSPERARÁ!, porque nuestro Padre quiere darte lo que NO te mereces. ¡Ese es su favor inmerecido!

Quizás no puedes ver una solución ahora, quizás no la has visto nunca y por eso mismo piensas que no existe esa solución. Pero no es así. Tu Padre dice que Él fue fiel en poner una salida en tu problema. Y, ¿sabes qué? Esa salida no es para que salgas "con las justas", "raspando", sino ¡para que salgas mucho más bendecido de lo que te nunca te imaginaste! Dentro de ese problema se encuentra tu plataforma para tu bendición, para que vayas al siguiente nivel, para que puedas bendecir a más personas. ¡Tu Padre lo dispuso así en su fidelidad! ¡No te rindas! ¡Sigue adelante, que tu bendición se acerca!

lunes, 14 de agosto de 2017

Después del Primer Paso


"Es que no puedo", "no tengo tiempo", "no he estudiado", "otros saben más que yo", "a nadie le va a gustar", "no tengo dinero", etc. Son solo algunas de las excusas que tenemos en nuestra mente para no hacer lo que está en nuestro corazón.

Muchas de esas excusas realmente las creemos. Ellas nos detienen, nos limitan, las miramos "hacia arriba", son nuestras amas a las que nos sometemos. Si ellas dicen: "¡No puedes!", nosotros les contestamos: "Sí, yo no puedo". Si nosotros queremos emprender algo, inmediatamente saltan en nuestra mente para decirnos: "¡Tú no puedes hacerlo!" Y lamentablemente les creemos.

Pero hay algunos que se atrevieron a dar el primer paso. Quizás no estuvieron dispuestos a ir todo el camino, sino solo quisieron intentarlo y, en el camino, se dieron cuenta que no era tan difícil como parecía al comienzo, cuando todavía no lo habían intentado.

El primer paso es como vencer un muro grande. Sabes que detrás del muro se encuentra lo que está en tu corazón por hacer, pero como ves tan grande el muro, te desanimas y piensas que seguramente será bien difícil.

Algo así pienso que se sintieron los israelitas cuando vieron gigantes en su tierra prometida además de grandes murallas (seguro las de Jericó). Ellos, al ver aquello, pensaron: "¡Nosotros no podremos antes ellos!" Su corazón quería ir a tomar la tierra, pero se sometieron a la excusa que su mente ponía (Números 13:25-33). Por haber decidido someterse a su excusa, no tomaron su tierra prometida. Lamentablemente muchos viven así.

Pero, ¿qué hubiera pasado si tan solamente se hubiera atrevido a ir? ¿Qué hubiera pasado si, a pesar de su temor, hubieran dicho: "¡Bueno, ya estamos acá! ¡Vamos nomás! O moriremos en el desierto o en la tierra prometida, así que ¡vamos!"? ¿Sabes lo que hubiera pasado? Hubiera pasado que, DESPUÉS DE TOMAR EL PRIMER PASO, se hubieran dado cuenta que no todos eran gigantes y que, más bien, ¡el pueblo detrás de aquellas gigantescas murallas estaban aterrados de ellos! (Josué 2:9-11). Es decir, de un lado de la muralla estaban los israelitas con miedo de los que estaban del otro lado de la muralla, ¡pero sucedía que los que estaban del otro lado de la muralla estaban con miedo de los israelitas! Ambos pueblos se tenían miedo entre sí, pero no lo sabían porque la muralla los separaba.

Dios les había dicho: "Yo les daré esta tierra" (Éxodo 6:8) porque ¡Dios podía ver del otro lado de la muralla!

Sabes, ¡tu Padre Celestial puede ver del otro lado de la muralla que ahora te asusta! Si Él te puso en tu corazón ese sueño, ¡CONFÍA EN ÉL! ¡Atrévete a dar el primer paso! ¡Verás que no todo es tan difícil como parece! Además, ¡Dios está contigo para llevarte en CADA PASO! Él no te abandonará nunca, y con ÉL poco a poco, tu fe crecerá para seguir conquistando más de tu tierra prometida. Dios no quiere que estés dependiendo de milagros para vivir. Eso es vivir en el desierto como los israelitas. ¡Dios quiero que tengas abundancia en todas las áreas de tu vida!, pero eso logra dando pequeños pasos, ¡un paso a la vez!



lunes, 7 de agosto de 2017

Sanidad Divina IV - Tu fe te ha sanado


¿Te has dado cuenta que en muchos de los casos de sanidades hechas por Jesús, Él hizo referencia que fue gracias a la fe de ellos que consiguieron la sanidad? (Marcos 10:52, Marcos 5:34, Mateo 9:22-30, Lucas 7:50)

El que recibas la sanidad por la que estás orando depende ti. No de Dios. Quizás te parezca un poco raro leer eso porque uno está acostumbrado a escuchar cosas como: "Dejémoslo todo a la voluntad de Dios", "acepto con humildad su voluntad" (refiriéndose a una enfermedad), "si Dios quiere, sucederá", y cosas semejantes. Aunque aquellas frases estén basadas en un sincero corazón de obediencia a Dios, no está basado en lo que la Biblia dice.

Yo creo que ese pensamiento está basado en no estar convencido de la voluntad de Dios para ellos con respecto a la sanidad. Esta es Su voluntad: DIOS QUIERE SANARTE. Punto. No hay otra. No hay excepciones. ¡Nuestro buen Padre Celestial, bajo NINGÚN motivo, te quiere enfermo! Te animo a que leas mi post "Sanidad Divina I: ¡Dios quiere sanarte!", en donde hablo un poco más de ello.

Pero, una vez que nos convencemos que nuestro Padre Celestial nos quiere sanar, viene esta pregunta: "Entonces, ¿por qué no soy sanado?" Preguntamos esto porque asumimos que toda la voluntad de Dios SIEMPRE ocurre. Disculpa que te rompa otro paradigma, pero eso también está equivocado. No siempre ocurre la voluntad de Dios. No todo lo que ocurre es porque Dios así lo quiso. Te daré solo dos ejemplos de ello, pero prometo profundizar un poco más en otro post.
- Si la voluntad de Dios siempre ocurre, ¿por qué Jesús nos enseñó a orar pidiendo que su voluntad ocurra en la tierra como es en el cielo? (Mateo 6:10).
- La Biblia dice que no es la voluntad de Dios que nadie se perezca (2 Pedro 3:9). ¿Eso sucede? No. Entonces, no se cumple siempre Su voluntad.

La sanidad, a pesar de que es la voluntad de Dios, depende de ti que la consigas. Mejor dicho, de tu fe. Hay excepciones en donde no intervino la fe de la persona, sino solo voluntad de Jesús para sanar, pero, como dije, son excepciones. Jesús sanó a cientos de miles de personas, quizás millones, usando la fe de ellos, pero solo a unos cuantos únicamente porque Él lo quiso (esto está más explicado en mi post: "Sanidad Divina II: El Proceso de la Sanidad").

Así que, ¡DEPENDE DE TI, NO DE DIOS! Si dependiera de Dios, ¡hace tiempo ya hubieras sido sanado! Es más, ¡ni siquiera te hubieras enfermado! Tampoco depende del diablo, porque si dependiera de él, estarías en una situación mucho peor. ¡Depende ti el que recibas la sanidad! ¡Depende de tu fe!

Nuestro buen Padre Celestial ya te ha dado todo el poder, toda la autoridad (Mateo 10:1), todas Sus promesas (2 Pedro 1:4), TODA Su presencia (Mateo 28:20) para que tú recibas TODO lo que hay en el cielo. ¡Todo lo que tiene el Padre es tuyo! (Lucas 15:31) ¡Úsalo! Jesús lo ganó para ti. Él no te quiero enfermo, sino sano (3 Juan 2, Lucas 12:32). Su mismo Espíritu vivifica (da energías, vitaliza) tu cuerpo (Romanos 8:11). No te resignes a ninguna enfermedad, ¡pelea contra ella con las armas que Jesús te dio!

Antes de la revelación de la Gracia de Dios, la única manera que aprendimos para hacer crecer nuestra fe para ser sanados era a través de la confesión de la Palabra de Dios sobre sanidad, y muchos se frustraban porque dependían de su habilidad (eso es Ley) de memorizar, la disciplina para darse el tiempo, etc. Pero Jesús, a través de su gracia, nos hizo ver que hay una mejor manera la cual la explico un poco más en mi post "Sanidad Divina III: Fe para Ser Sanado."

(Ten en cuenta que un post es muy breve para cubrir varios puntos, por eso hago referencia a otros posts que puedan explicarlos mejor. Aun así, quizás hayan quedado puntos en el aire los cuales, si me los haces saber, prometo profundizar en ellos 😁)

¡Espero te haya ayudado!

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Visita estos links que hablan de sanidad divina para seguir profundizando un poquito más 😃: