viernes, 24 de marzo de 2017

Aprende a prevenir

Nosotros aprendimos "a la mala" a prevenir. Creo que a la mayoría le pasa lo mismo. Fue cuando me chocaron el carro (claro que tú nunca chocas, ¡siempre te chocan!), y el arreglarlo me costó 2 mil soles (sí pues, y yo no dije "¡asu!" como seguro tú lo hiciste, yo dije "¡recontra asu!"). Pero, caballero no más, lo tuve que pagar. Fue ahí que me enteré que con un seguro sólo hubiera pagado 150 dólares. Mi amigo Pedro Higinio me dijo: "Lamentablemente el peruano no tiene cultura de prevención". Osea, ¡con chiquita incluida!



También me pasó lo mismo con el nacimiento de mi primer hijo. ¡La cesárea nos costó 7 mil soles! (¡hasta ahora tengo pesadillas!). Pero aprendimos la lección. La cesárea de nuestro segundo hijo nos costó 700 porque adquirimos un seguro médico. También adquirimos un seguro para el carro, ¡que nos salvó varias veces!

Sí, es cierto que a veces no usamos los seguros, pero sacando cuentas, sale mucho más barato pagar un seguro, además de la tranquilidad que te brinda. Ahora estamos viendo asegurar nuestro departamento contra sismos.

No quiero venderte ningún seguro. No te preocupes. Solo quiero que pienses que es mejor prevenir que lamentar.

En Mateo 7:24-27 Jesús hace referencia de dos personas, una prudente y una necia. La prudente edificó su casa sobre la roca porque pensó que vendría lluvias y tormentas. La necia seguramente pensó: "¡Ay por favor! ¡Cómo crees que me vendrá una tormenta tan fuerte que destruya mi casa! ¡Aquí en la arena está bien! ¡Así nomás!". Pero vemos que fue grande la ruina de la persona necia.

Este pasaje de Mateo aplica mucho a la situación de huaycos e inundaciones que estamos viviendo en Perú ahora. ¡Cuánto se hubiera evitado si se hubiera prevenido! Nuestro vecino país Ecuador nos dio una gran lección al respecto. Ellos fueron los prudentes y nosotros los necios.

Accidentes, enfermedades o cualquier cosa mala nos pueden suceder a cualquiera. La cuestión es estar listos para cuando sucedan. Te animo a que ores, pídele a Dios sabiduría, pide consejos a otros, ¡lee!, y toma las mejores decisiones para poder prevenir cosas malas que te puedan suceder.

Proverbios 22:3
"El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias".

Proverbios 27:12
"El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre daño".

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