lunes, 10 de julio de 2017

Papá, ¡cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

Papá, ¡cómo quiero saber cómo fue tu encuentro con Jesús! ¿Qué te dijo, cómo te recibió, qué hizo? ¿Tú lo reconociste a primera vista o supiste que era Él porque fue corriendo hacia ti? O quizás lo reconociste porque sentiste un amor descomunal, ése del que tanto te hablábamos, y quizás pensaste: "Él, de seguro, es Jesús." ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

Quiero saber, papá, cómo fue que Jesús secó tus lágrimas. ¿Lo hizo con sus manos, tenía un pañuelo, o quizás se secaron con su ropa mientras te abrazaba? ¿Qué pensabas en ese momento? "Oh, estoy ensuciando la ropa de Jesús con lágrimas y moco. ¡Qué vergüenza!", o quizás ¡hasta esa vergüenza Él se la llevó en la cruz! ¡Quizás ni mocos hay en el Cielo! Quizás sí hay mocos en el Cielo pero a Jesús no le importaba porque para él, aunque te hayas ido a los casi 94 años, ¡sigues siendo su bebé! ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

¡Quiero saber por qué llorabas! No pregunto si es que lloraste o no en ese momento porque de eso estoy seguro. ¿Fue su abrumadora presencia llena de amor el cual acá en la tierra nos hace llorar, y que tú allá la habrás sentido por primera vez? ¿Fue que sentiste cómo hasta la última gota de condenación abandonaba tu ser? Quizás ni tú mismo lo sepas y ni te importó preguntar por qué llorabas porque sólo querías disfrutar ese momento. Nunca te he visto llorar (mi mamá sí), y mucho menos como un niño. ¡Qué escena tan conmovedora! ¡El imaginármela me hace a mí llorar! ¡Ojalá la hayan grabado! 😬 ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

¿Qué se siente no sentir NADA malo? ¿Qué se siente no sentir más condenación ni culpa de ningún tipo? ¿Qué se siente no tener remordimiento de nada? ¿Qué se siente no tener NADA de tristeza, NADA de enojo, NADA de angustia, NADA de preocupación? ¿Qué se siente no tener ni un dolor físico en absoluto? ¿Cómo sentiste que todo eso se fue de tu ser? ¿Fue gradual o instantáneo? Y al mismo tiempo ser llenado de la plenitud de gozo que existe en Su presencia, que aquí en la tierra podemos disfrutarla en parte, pero ¡allá en el Cielo sólo podemos imaginarnos cómo será! ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

Papá, ¿extrañas? ¿Me extrañas? ¿Extrañas a mamá, a mis hermanos, a amigos, a seres queridos? ¿Extrañas la casa? ¿Extrañas el trabajo? ¿Extrañas el parque? ¿Existe ese sentimiento allá en el Cielo, o aun el extrañar no puede habitar al lado de Su Presencia? ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

¿Qué se siente reencontrarse con tus seres queridos que tú aquí en la tierra les diste el adiós? ¿Qué sentiste cuando viste a mi abuelita Delia, a tu papá, a los tíos, tías, familiares y amigos que llegaron allá antes que tú? Dice la Biblia que tendremos cuerpos nuevos, así que me pregunto, ¿los reconociste, ellos te reconocieron, Jesús te ayudó con eso o habían ángeles encargados para ese trabajo? ¡Cuando te dé el encuentro, me lo tienes que contar!

Cuando yo te dé el encuentro, ¿me reconocerás, me estarás esperando al lado de Jesús?

Te amo papá.

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