viernes, 14 de julio de 2017

"Soy Corrupto, pero no tanto"


Si yo tengo un ánfora con 95 pelotitas rojas y 5 blancas, y si meto mi mano para sacar una pelotita al azar, ¿qué pelota es más probable que saque, roja o blanca? ¡Es obvio que la roja!

Así es como me gusta explicar por qué es que hay tanta corrupción en nuestras autoridades.

Nuestras autoridades no siempre fueron autoridades, sino que alguna vez fueron parte del pueblo (¡y regresarán al pueblo!). ¿Por qué, entonces, hay tanta corrupción en nuestras autoridades? Porque la corrupción la llevamos nosotros: el pueblo.

No es que se vuelven corruptos cuando están en el poder. No. Esa corrupción siempre ha estado ahí, y luego se manifestó de la forma como lo vemos en las noticias.

Quizás el pueblo no cambió constantemente el contrato para la Línea 2 del Metro de Lima, pero sí trata de sobornar al policía para que no le ponga papeleta. Quizás el pueblo no hizo un "negociazo" de millones aceptando una coima por una carretera, pero sí se roba la señal de la TV por cable. Quizás el pueblo no robó lo donado para reconstruir Pisco por el terremoto, pero sí compra cosas robadas o pirateadas porque es más barato. Quizás el pueblo no puede burlarse de las autoridades y no anda prófugo de la justicia en EEUU, pero sí se burla de las leyes de tránsito.

Etcétera, etcétera y etcétera.

Corrupción es, por definición, la alteración de la norma o estructura de algo. En este caso, de las leyes peruanas. Y lo hacemos SIEMPRE EN BENEFICIO PROPIO.

Ya sea que esas autoridades hayan sido elegidas democráticamente, por llamamiento o postulación, todas esas autoridades vinieron del pueblo. Y si la mayoría del pueblo está corrupto, ¿qué probabilidad hay que llegue una autoridad honesta y deseosa de trabajar por el pueblo?

Nuestra "ánfora", el Perú, tiene "95 pelotitas de corrupción", es decir, la mayoría tienen corrupción en su corazón. Este no es un problema solo de ahora, sino de años. Hace casi 200 años Simón Bolívar denunció este hecho en una carta:

"Una de las principales causas de los desastres de la República,
ha sido la escandalosa dilapidación
de sus fondos..." - Simón Bolívar, 1824.

Sin querer decir que no estoy de acuerdo que los corruptos pasen por el proceso judicial, resalto el escándalo que muchos manifiestan al ver la corrupción. Señalan la corrupción como si estuvieran libre de ella. Se asustan como si la corrupción fuera algo nuevo, cuando, por el contrario, ha sido bien permitido en ellos por mucho tiempo. Ellos están diciendo sin darse cuenta: "¡Yo soy corrupto, pero no tanto!", o "un poquito de corrupción está bien, ¡pero mucho no, pues!"

MIENTRAS NO CAMBIEMOS, NO ESPEREMOS QUE NUESTRAS AUTORIDADES CAMBIEN. Nuestras autoridades no deben cambiar para que nosotros cambiemos. Es al revés. Cuando nosotros cambiemos, ellos cambiarán, porque ellos vienen de nosotros.

Si eres de los que pensaste que quejarse del sujeto que le faltó el respeto a Christian Cueva grabándose mientras lo insultaba por fallarse un penal es preocuparse de tonterías habiendo problemas más serios en el Perú, no has entendido el verdadero problema del Perú. Sujetos como ese hay muuuuchos, sin RESPETO POR LOS DEMÁS, y así llegan a puestos de autoridad.

Cuando las actuales autoridades corruptas no estaban en puestos de autoridad todavía, es más que seguro que era su estilo de vida normal el evadir impuestos, pasarse los semáforos en rojo, comprar pirateado, robar cable, engañar a sus clientes no ofreciéndoles lo mejor (estas dos últimas parecen ser el caso de este tipo), etc.

Y es más que seguro que si tu estilo de vida es parecido a ese, si llegas a tener un puesto de autoridad, serás un corrupto más.

Por eso, si SOLO estás harto de la corrupción de nuestras autoridades y no de la falta de respeto a los demás que se en la vida diaria, si es que llega a solucionar el problema de la corrupción actual de nuestros gobernantes, tarde o temprano volverán a surgir nuevos gobernantes corruptos.

El Perú tiene más de 30 millones de problemas. Uno de esos problemas me atañe a mí. Uno de esos problemas te atañe a ti. Cuando tú y yo cambiemos, el Perú cambiará. No antes.

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