jueves, 26 de julio de 2018

Un Plan para mi Juan Pablo


Cuando mi Juan Pablo tenía 4 años (creo), tuvo una visión. Estábamos en casa y su mamá lo estaba llevando de la mano, cuando notamos que fijó la mirada a un punto específico sobre el espejo del baño. Pensé que había visto un animal o algo así, pero como yo no veía nada, le pregunté: "¿qué miras, hijito?" Él levantó su dedito para apuntar a donde miraba y me contestó: "Veo al Padre que está sentado con Jesús." Su mamá y yo nos miramos sorprendidos. Estábamos asombrados no solo por lo que acabamos de escuchar, sino también por la forma de referirse a Dios y además por saber que Jesús está a su costado.

Le preguntamos, ¿y qué te dice el Padre? Él contestó: "Me dice que Su mano está sobre mi papi y mi mami."

Estábamos felices, pero no sabíamos qué concluir, así que recibimos la Palabra hablada por medio de la visión y seguimos el ejemplo de María la madre de Jesús: guardamos esto en nuestro corazón (Lucas 2:19).

Poco después comenzaron una serie de ataques de pesadillas. Con frecuencia Juan Pablo lloraba en la noche por tener un sueño feo. Por temporadas, ¡fueron varias noches seguidas! Nosotros orábamos para que esas pesadillas se terminen declarando sobre él la Palabra que dice que nuestro sueño será grato (Proverbios 3:24). Ahora muy pocas veces tiene pesadillas, pero seguimos orando hasta que se termine por completo.

Hace dos días Juan Pablito se me acerca para contarme que tuvo un sueño. "¿Qué soñaste?", le pregunté. Me dijo que estaba cruzando una calle, que de repente vino un carro y lo atropelló, pero que no le pasó nada.

"¡Oh, qué bueno hijito!", fue lo único que le dije y luego se marchó. Al poco rato sentí que Jesús me decía el significado de ese sueño. Entonces rápidamente llamé a Juan Pablo y le dije que Jesús me dijo el significado de su sueño. "No importa las cosas que te puedan ocurrir en la vida, Yo estoy contigo, y por eso nada te pasará." Juan Pablo sonrió y se fue.

Me quedé pesando y recién até cabos. "Una visión, ataques de pesadillas, un sueño", pensé. "Definitivamente mi Juan Pablo tiene un don espiritual y el diablo quiere destruírselo."

Le di gracias a mi Padre Celestial porque recordé que Él tiene un plan para mi hijo Juan Pablo y le pedí sabiduría para saber prepararlo correctamente para ese plan. No sabemos con exactitud qué es lo que será en el futuro, pero sí sabemos que los dones que Jesús le dio lo equipan para un área ministerial.

No hagas tus propios planes para la vida de tus hijos. Recuerda que ellos estuvieron en el corazón de su verdadero Padre Celestial antes de la fundación del mundo, y Él te escogió a ti para que los puedas guiar y preparar para que vivan la vida que Él les ha preparado. ¡Y esa vida es MUUUUCHO mejor de lo que nosotros podamos planear para ellos! Cada uno de los dones y talentos que tienen serán las herramientas para vivir a plenitud esa vida. No dejes de orar pidiendo sabiduría y dirección para prepararlos a que vivan ese plan.

¡Espero te haya ayudado!

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