jueves, 20 de abril de 2017

"Borrón y Cuenta Nueva" - ¡Mi cuñado Jonathan fue Sanado!


No se lo merecía, pero nos atrevimos a creer por ello. Fue su culpa que sus arterias se obstruyeran, pero Dios no nos da lo que nos merecemos (Salmos 103:10).

Muchos le dijimos a Jonathan por mucho tiempo: "Cuídate en cómo comes, estás muy gordo, te va a hacer daño". Pero no hacía caso. También, algunos les dijimos a él y Patty (su esposa, mi hermana) que saquen su seguro social de salud, pero nunca fue una prioridad para ellos y lo dejaron pasar.

Y lo que tenía que pasar, pasó. Lo que se sembró, se cosechó. El miércoles de la semana pasada a mi cuñado le dio un infarto de media intensidad (es peligroso) y lo llevaron de emergencia al hospital. El dolor en su pecho fue muy fuerte. Después de un día pareció que pasó el peligro y regresó a casa, pero al día siguiente casi le da un segundo infarto. Nuevamente tuvo el dolor fuerte en el pecho. Los médicos dijeron que un segundo infarto podría ser fatal así que lo trasladaron a UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) para que sea mejor controlado, pero ahí no podía recibir visitas. Mientras tanto, todos, en especial Patty y sus hijos (dos mayores, una adolescente y niño de 8 años) se preocuparon hasta las lágrimas. No era para menos.

Jonathan necesitaba dos operaciones: Un cateterismo y la colocación de un Stent en su arteria (es como un resorte para que su arteria no se cierre).

La incertidumbre de qué pasaría con él y cómo harían con los costos ya que no tenían seguro social quiso invadir sus corazones. A Jonathan le afectó más, pero mi hermana Patty se atrevió a creerle a su Padre Celestial por aquello que no se merecía. No se quedó como pobrecita diciendo: "esto me lo merezco por no prevenir", sino se paró en fe declarando la sanidad y la provisión del Padre que la ama. ¡Creyó por su favor inmerecido!

Por iniciativa de terceros se empezó a levantar fondos para las operaciones que era alrededor de 8 mil soles, pero faltaba mucho para llegar a la meta. La fe de Patty no claudicaba. Cientos no dejábamos de interceder. Una intercesora me dijo que oraba para que Dios "le dé las respuestas que Jonathan necesitaba saber". ¡Fue una oración guiada por Dios ya que no conocía a mi cuñado! Y en efecto, en su tiempo sin visita en UCI, sin TV, sin internet y sin mucho celular, ¡no le quedaba otra opción que hablar con Dios! Más que seguro que derramó su alma delante de su Padre Celestial que lo ama, mientras que Dios le hablaba para que se atreva a creerle por Su favor inmerecido. Así estuvo por cinco días, desde el sábado hasta ayer miércoles.

Patty le había dado el libro de Joseph Prince "El Poder de Creer Correctamente". Después de leerlo un poco, Jonathan lloraba diciéndole a Dios: "Tanto tiempo de cristiano y siento que no conozco tu gracia. ¡Quiero conocer tu gracia! ¡Quiero conocer tu favor inmerecido!"

Ayer los médicos le dijeron a Patty que ya lo tenían que operar. Patty había estado moviéndose sin parar para sacar el seguro social e iba a estar listo para el jueves, por lo que ¡el miércoles Patty le pedía al doctor que no lo opere, sino que espere hasta hoy! El doctor insistía que era muy peligroso. Ellos no sabían qué hacer. Estaban llorando y asustados por los gastos en los que se estarían endeudando. Así que oraron juntos para pedir dirección de Dios. Jonathan sintió que Dios le decía: "Yo no quiero compartir mi gloria con nadie. Yo te sanaré. Yo proveeré". Entonces accedieron a la operación sin seguro.

Al salir de la sala de operaciones, dejaron a Patty y una de sus hijas mayores ver a Jonathan, el cual se encontraba llorando por lo que acababa de vivir. Jonathan susurraba: "no tengo nada, no tengo nada". ¡Luego les dijo que el doctor había encontrado sus arterias libres, nada obstruidas, bien abiertas! Al poco rato se acercó el doctor y confirmó lo que Jonathan les dijo. Además les dijo que no era necesario la otra operación para ponerle el stent en su arteria. Los tres estaban llorando. Luego, el doctor le da unas palmadas en el hombro de Jonathan y le dice: "Borrón y cuenta nueva". ¡Aleluya!

¡Hoy jueves ya le dieron de alta! Ya que no fue necesaria la operación de ponerle el stent la cual era la más costosa, así que ¡se pudo pagar la cuenta del hospital con lo recaudado!

Muchos nos preocupábamos sobre cómo se pagaría todo ya que faltaba mucho, pero Dios hizo el milagro. ¡Jonathan fue sanado de su corazón físico, pero también del espiritual! Lo que iba a ser destrucción y fatalidad, ¡Dios lo tornó a bien!

Nuestro Padre no provocó el infarto ni tuvo nada que ver para que no saquen el seguro social. Por el contrario, Dios les advertía a través de las palabras de las personas que los amaban que se cuiden y sean precavidos, y fueron ellos los que decidieron no hacer caso. PERO DIOS no está ahí para restregarnos en nuestra cara nuestros pecados y fallas. Nuestro Padre NUNCA te dirá: "¡Ves, te dije! ¡Pero no me quisiste hacer caso! ¡Ahora PAGA tus consecuencias!" ¡NO! Por el contrario, JESUS PAGO LO QUE NOSOTROS NOS MERECIAMOS. EL TOMO NUESTRO LUGAR. EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ FUE SOBRE EL. POR SUS LLAGAS FUIMOS NOSOTROS CURADOS. (Isaías 53:4-5)

Hebreos 4:15 dice que Jesús se compadece de nuestras debilidades porque Él, así como nosotros, fue tentado en todo (pero Él no cayó en la tentación). No dice que se burla de nuestras debilidades, que no puede entender por qué es que fallamos a cada rato, que no nos comprende. ¡NO! ¡Él se compadece! Y luego, en el siguiente versículo dice que te acerques CONFIADAMENTE al trono de la gracia (favor inmerecido) de Dios para recibir misericordia y ayuda. Es decir, después de haber sido débiles y no hacer lo que debimos hacer, después de fallar y pecar, tu Padre Celestial no te condena, ¡sino que te dice que te acerques confiadamente a Él! Y la Biblia Amplificada agrega: Osadamente y Valientemente. ¡Ese es tu Padre que te ama!

¿Fallaste? ¿Pecaste? ¿No hiciste lo que debiste haber hecho? Bueno, ¡bienvenido al grupo de los que no somos nada perfectos! No corras de Dios. ¡Corre a Dios! Jesús no vino por perfectos, sino por pecadores. Él no te condenará por lo que hiciste, sino que te abrazará, te confortará, te sanará, te dará todo el favor inmerecido que necesites. Está ahí, disponible para ti. ¡Atrévete a pedirlo! ¡ATRÉVETE A PEDIRLE A DIOS LO QUE NO TE MERECES! ¡Atrévete a pedir de su favor inmerecido!


"Acércate confiadamente al trono del Favor Inmerecido de Dios para recibir la ayuda que necesitas"
Hebreos 4:16
¡Espero te haya ayudado!

---------------------

Visita estos links que hablan de sanidad divina para seguir profundizando un poquito más 😃:

2 comentarios:

  1. Gracias por este post que me habló como madre. Cuántas veces nos equivocamos y le decimos esas palabras a los niños: "ves, te lo dije", "a ver si así aprendes". Frases que en lugar de acercar a nuestros hijos nos alejan de ellos. El amor de Dios es incondicional e inmerecido, no critica, no juzga. Así debemos ser nosotros los padres.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Así Vanesa, muchas veces no nos damos cuenta de eso. Por ejemplo, a veces le digo a mis hijos: "No seas flojo", y me di cuenta que tácitamente le estoy diciendo que es flojo pero que no lo sea. De allí trato de cambiar y decirle mejor: "No te comportes como si fueras flojo, porque no lo eres".

      Sorry, que recién me pongo al día con los comentarios =)

      Borrar