miércoles, 22 de agosto de 2018

Atrévete a pedir lo que No te Mereces


¿Qué cosa les estás pidiendo a tu Padre Celestial? ¿Es algo que si te lo da, Él sería glorificado porque la gente no encontraría otra explicación más que pensar que "Dios se propuso bendecirte", o es algo que cuando lo recibes la mayoría pensaría que fuiste tú quien lo obtuvo por tu esfuerzo, disciplina, mérito y/o suerte?

Cuando leía Efesios 2:1-10, siempre se me venía a la mente mi proceso de salvación que mi Padre obró en mí, de pecador a redimido, de incrédulo a creyente; pero ahora, a través de los lentes de la gracia de Jesús, me doy cuenta que hay mucho más que eso, porque, si bien es cierto, los primeros tres versículos ilustran de qué condición Jesús me rescató, los siguientes versículos no se limitan a decir que ahora me espera el Cielo cuando muera (¡lo cual es SÚPER!), sino que, después de describir mi nueva condición de autoridad (Efesios 2:4-6), el versículo siete dice el propósito de ello:
"Para MOSTRAR en los tiempos venideros LAS ABUNDANTES RIQUEZAS DE SU GRACIA en Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús" (Efesios 2:7)
¡Esto todavía lo estoy procesando! ¡Reconozco que todavía me cuesta creerlo! El pensamiento de que mi Padre Celestial quiere mostrar en mi vida las abundantes riquezas de Su gracia, es decir, que quiere mostrar a otros cuán bueno es Él bendiciéndome inmerecidamente, ¡es algo que descuadra mis pensamientos esquematizados en que Dios me quiere bendecir basado en mis méritos!

Luego sigue el conocido Efesios 2:8 que dice: "Porque por gracia son salvos por medio de la fe", cuyo significado siempre se había limitado a que uno es salvo del infierno por medio de la fe, lo cual es cierto, pero no se limita a eso, porque la palabra Griega que se traduce como "salvo" es la palabra "soso", que significa en síntesis "restauración en todas las áreas de mi vida", o como se lo dije a mis hijos: "completamente bendecido", y "gracia" quiere decir "favor inmerecido". Reemplazando los significados, Efesios 2:8 quedaría así:
"Porque inmerecidamente somos completamente bendecidos por medio del creer".
¡Ah, me olvidaba! Falta un pedazo en Efesios 2:8, "..., pues es un don de Dios". En otras palabras, esto es un regalo de nuestro Padre, ¡y los regalos son gratuitos!

Es decir, Efesios 2:8 completa el mensaje de Efesios 2:7 que dice que Dios quiere mostrar cuán bueno es Él bendiciéndome inmerecidamente, porque ¡inmerecidamente somos completamente bendecidos por medio del creer, y esto es un regalo de nuestro Padre!

¡Hay que aceptar Su regalo!

Pero, aunque parezca mentira, ¡ahí no acaba todo! ¡Hay más!

Efesios 2:9 dice: "no por obras, para nadie se gloría". ¡Así es! Nuestro amoroso Padre Celestial, queriendo que quede claro que quiere bendecirte inmerecidamente para mostrar a otros cuán bueno es Él, agrega el verso nueve el cual aclara que no quiere que sea por tus obras, tu disciplina, tu esfuerzo y/o tu suerte, para que NADIE SE GLORÍE, sino para que ÉL, y solo ÉL, sea quien se lleve la gloria.

Y para finalizar está Efesios 2:10 que dice: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras". En otras palabras, todas estas bendiciones que tu Padre te quiere dar inmerecidamente es para que a su vez tú seas de bendición.

Tu Padre Celestial te quiere bendecir inmerecidamente. Él quiere darte tanta bendición que no quiere que otras personas cuando lo vean piensen que fuiste tú. Tu Padre quiere que piensen de ti: "Él/ella ha sido tan bendecido que TIENE que haber sido Dios, porque no creo que él/ella haya podido alcanzar tanta bendición por sí solo".

Lamentablemente, la mayoría de las veces no le pedimos a ese nivel, sino que bajamos el estándar a algo más alcanzable para nosotros, algo más creíble, algo en donde no necesitemos de confiar en Dios, sino solo en nosotros mismos.

Yo te animo a que le pidas cada vez más a tu buen Padre Celestial en todas las áreas de tu vida. Sé específico. Pídele por tus finanzas, por tu salud, por tu matrimonio, por tus hijos, por tu empresa, por tus sueños, por tu ministerio. Deja que sea Él que te llene de sueños, y luego tú pídele todo eso, y Él será poderoso para darte mucho más abundantemente de lo que pides o entiendes (Efesios 3:20). Eleva tu expectativa. ¡Atrévete a pedirle aquello que no te mereces! ¡Atrévete a pedirle aquello que Jesús ganó por ti!

¡Espero te haya ayudado!

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